Con EL Che muy cerca de mi corazón

Lesionado por arma punzo cortante se desvanece al interior de una tienda de conveniencia, al intentar cometer un robo.

Saúl Peña Rosas [i]

Aún no puedo creer que pueda narrar esto que tanto daño me hizo, no sólo de manera física sino sentimental. Ahora, después de cinco años de lo sucedido me atrevo a decir la verdad, ya no siento vergüenza, ya no quiero seguir ocultando ese episodio de mi vida. No estoy orgulloso de lo que hice, pero después de contar mi historia ustedes tendrán la última palabra.

Tuve la desgracia o no sé si la fortuna de conocer a Gloria Reséndiz, una hermosa mujer de 25 años, de rasgos muy finos, piel blanca y silueta de bailarina de ballet, de ojos negros y mirada profunda, de esa que hipnotiza. Su cabello castaño brillante la hacía lucir como una verdadera actriz como de esas que salen en las películas de Hollywood, o por lo menos yo así la veo.

Bueno, ya saben que cuando uno se enamora suele ver belleza donde no la hay, esto depende de la percepción de cada quien, aunque yo me atrevería a juzgar de ciego a quien osara decir lo contrario. Puedo asegurar que es la mujer más hermosa que he tenido entre mis brazos, ¡Digo! en revistas, cine o televisión hay muchas, pero ninguna que yo haya abrazado y besado con tanta pasión.

La conocí cuando solicitó mis servicios como taxista. La pandemia provocó que, como muchos, fuera despedido de la empresa donde laboré por más de diez años y tuve que emplearme como chófer de mi propio auto. Afortunadamente mi padre me dejó algunas tierras que actualmente doy en renta para la siembra de café y de ahí sale mi verdadero ingreso. Con las rentas logré comprar seis carros que doy a trabajar como taxis de aplicación.

Fui por ella a una de las avenidas más transitadas de la colonia Roma.  Creerán que es cursi y repetitivo lo que voy a decirles, pero simplemente fue amor a primera vista, cuando salió de aquel condominio, bajo unas escaleras bastante pronunciadas, creo que el arquitecto que las diseñó no hizo muy bien sus trazos que digamos, sin embargo, eso me beneficio ya que a paso lento pude apreciar la creación más hermosa que Dios haya regalado al mundo. Con su 1.70 de estatura se veía impactante, soberbia, altiva, con una gran personalidad.

Jamás en mi vida había visto en persona a una mujer así. En ese momento me arrepentí de no haber lavado de manera pulcra el auto, solo lo había limpiado de manera mediocre, al ¡ahí se va! No saben cómo me arrepentí.

Fotografía: archivo

Me bajé como de rayo para abrir la puerta trasera, es algo que comúnmente no se hace, pero a mí no me importó para nada. Ella me miró a los ojos y me dijo.

—Hola Alberto, muchas gracias.

Me emocionó tanto que dijera mi nombre que por un momento olvidé que lo sabía porque la aplicación del servicio de taxi da esa información al cliente.

Su voz enseguida penetró en mi mente, era tan dulce y sensual que yo simplemente me derretía al escucharla, mi corazón latía tan fuerte que por un momento pensé que estallaría dentro de mi pecho.

Abordé mi vehículo y le reiteré su lugar de destino.

—Al centro de convenciones empresariales que está al sur de la ciudad ¿verdad?

Me dijo que era correcto y me puse en marcha. Tenía tantas ganas de hablarle, de platicar con ella, pero mis miedos e inseguridades hicieron que dejara escapar más de 10 minutos hasta que no aguanté, mirándola fijamente por el retrovisor le dije.

—¿Es usted actriz?

Me regaló la sonrisa más hermosa que haya presenciado en toda mi vida. Sus dientes perfectos y labios carnosos me dejaron perplejo, asombrado, literalmente babeando de tanta belleza.

—No soy actriz, soy vendedora de seguros, por si le interesa adquirir uno.

¿Cómo? Me dije a mi mismo ¡Una mujer de esa estirpe merecería ser adorada en un pedestal sin la necesidad de que trabajara! Yo estaría dispuesto a trabajar noche y día si me diera una oportunidad, pero nuevamente mis miedos se hicieron presentes y mi estúpida voz interior me decía:

—Jorge, una mujer así jamás se fijaría en un hombre como tú.

Y no conforme con eso, esa estúpida voz interna, que tanto me ha estancado en muchos aspectos de mi vida, remató:

—Eres moreno, chaparro, de rasgos grotescos y cutis grasoso, tu sitio es conseguirte a una mujer de tu comunidad que se parezca a ti, no te hagas ilusiones con una mujer así que sólo está siendo amable contigo por lástima.

Siempre he pensado que esa voz interna es aún más cruel que la misma gente racista que me juzga. A veces no es necesario que se refieran a mí como una persona poco agraciada, alejado de todos los estándares de belleza; con mi voz interna es más que suficiente para estar inmerso en un mar de inseguridades.

A mí favor es que soy orgullosamente oaxaqueño y en mi tierra nadie se raja, somos gente que le echa para adelante y no podría dejar escapar una oportunidad así, aunque tuviera solo una posibilidad entre mil de agradarle, después de todo el «no» ya lo tenía tatuado en el alma después de tantos rechazos que he padecido, simplemente iba por aquella diminuta posibilidad que me quedaba de que se fijara en mí.

Seguimos conversando y entre malos chistes de mi parte y haberle contado un resumen de mi vida me atreví a decirle.

—¿Sabes que eres la mujer más hermosa que mis ojos hayan visto? Por favor no te enfades conmigo por decirte esto.

Se hizo un silencio como de película de suspenso, se quedó viendo hacia la parte trasera del asiento del copiloto, tardó en levantar la mirada, por mi mente pasaron los pensamientos más negativos que haya tenido. Pensé que me iba a insultar o que definitivamente gritaría y pediría auxilio a la policía del tremendo susto que le había ocasionado producto de mi estúpido y atrevido comentario. Pero mi sorpresa fue cuando levantó la cabeza y me dijo con cierto extrañamiento.

—¿De verdad te parezco así?

Obviamente, contesté,

—no solo eres la mujer más hermosa con la que haya cruzado palabra, sino el sueño de toda mi vida.

Ella se sonrojó, pude notarlo de manera inmediata, no sé si porque estaba siendo seducida por un espécimen raro y desagradable como yo, “otra vez mi estúpida voz interna” o porque de verdad habían hecho efecto mis halagos y cumplidos.

Llegamos al centro de convenciones y le dejé una tarjeta, me puse a sus órdenes por si se le ofrecía cualquier viaje. Le recomendé que me hablara personalmente para que yo la atendiera y no cualquier otra persona que la aplicación designe. Es algo que no debería hacer, pero en este caso con gusto rompí la regla. Después de todo en la guerra y el amor todo se vale.

Pasaron un par de semanas y no llamó. Mi voz interior empezó a atacarme nuevamente sin piedad.

—¡Te lo dije estúpido! Una mujer así jamás se fijaría en ti, solo fue amable contigo porque es educada, incapaz de ofenderte o discriminarte. Eso de las relaciones de gente así, solo pasa en las telenovelas y por cierto, el protagonista suele ser un galán de rasgos finos y tez blanca, no como tú.

No puedo negarles que me invadió la tristeza, invariablemente el recuerdo de mi madre se hizo presente cuando me prohibió jugar con la hija del señor Jhon Stone, un historiador que vivió un tiempo en mi pueblo documentando nuestros usos y costumbres. Él tenía una hija más rubia que los mismísimos pelos de elote, porque el señor Jhon era gringo y a mis ocho años ya me llamaba demasiado la atención la pequeña Kelly Stone.

Pero mi madre se encargó de truncar todas mis intenciones de que yo le agradara a aquella niña, cuando me dijo.

—No te fijes en Kelly porque la gente como ellos jamás se fijará en personas como nosotros,

Yo no sabía bien de qué hablaba, lo comprendí años después cuando empecé a vivir en carne propia el rechazo de las chicas de tez blanca, aun siendo de mi propio pueblo y no muy guapas que digamos, pero simplemente hay un rechazo hacia la gente como yo. Nos ven como apestosos.

Dicen que el racismo es cosa del pasado ¡Mentira! Está más vigente que nunca ¡Pregúntame a mí!

Me resigné a no ver nunca más a esa hermosa mujer, después de todo y lamentablemente mi voz interior no siempre se equivoca.

La sorpresa se dio cuando a la tercera semana sonó mi celular e indudablemente pude reconocer aquella voz que podría calificar aún más hermosa y seductora que el mismísimo canto de las sirenas que embelesaba a los marineros y los hacían saltar al agua.

—¿Alberto?

Quise hacerme el interesante y contesté

—A sus órdenes ¿quién habla?

—Soy Gloria, la chica… 

Interrumpí de manera brusca.

—Te recuerdo perfectamente, es más, ¿Quién en su sano juicio se olvidaría de alguien como tú?

Ella soltó una carcajada y refirió.

—Eres un exagerado

El que me haya tuteado fue la sensación más ch1ngona, fregona y de poc4 m4dre que haya sentido hasta ese momento de mi vida.

Parecía un adolescente en su primer encuentro con la chica de sus sueños.

Pasé por ella a la colonia Roma y nos dirigimos al sur de la ciudad. En el camino le iba diciendo lo emocionado que estaba de volverla a ver, agradecí mucho que no haya solicitado el taxi por medio de la aplicación.

En el camino tuve la oportunidad de saber un poco más de ella, su música y comida preferida. Sus deportes y sus hobbies. Y algo que de manera inmediata mató todas mis ilusiones y esperanzas: tenía novio desde hace tres años. No podía creerlo, o la verdad es que sí, ¡digo!, una mujer como ella era poco probable que estuviera sola.

No pude ocultar mi descontento y ella hizo que la sonrisa y la emoción volviera hacia mí porque me dijo.

—La verdad es que ya no nos llevamos bien, él se ha vuelto obstinado, terco y un tanto violento, simplemente se ha olvidado de mí.

¡Caramba! Fue lo mejor que puede haber escuchado, no pude evitar mi alegría, mi alma había vuelto.

Ese fue el primer día de muchos de estarla llevando y trayendo a todas partes, me convertí en su chofer oficial, y aunque me negaba a cobrarle, ella amenazaba con no volverme a hablar si no aceptaba el pago correspondiente, así que aceptaba el pago con tal de no perderla. Hubo ocasiones en que pasamos más de la mitad de los días juntos. Poco a poco me fue invitando a sus reuniones, algunas veces la esperaba en el carro, otras dentro de los lugares donde asistía. Hubo ocasiones en que le ayudaba con sus ponencias, aunque sea para cambiar de diapositivas, pero ya era algo.

Me mantuve expectante durante semanas, a diario le regalaba una rosa o cualquier detalle que le hicieran recordar que realmente estaba interesado en ella, pero la sombra de su novio era determinante para rechazarme.

—No quiero que me regales nada por favor, Fabián podría darse cuenta y me meterías en un gran problema. Por favor no te ofendas, sólo es que no puedo aceptar nada hasta que no concluya esta relación ¿Me comprendes?

Cómo no comprender que ese tal Fabián se había convertido en mi mayor enemigo, ojalá y lo aplastara un dinosaurio o lo tragara una enorme ballena como al personaje bíblico de Jonás, sólo con la diferencia de que a él sí lo disolvieran los ácidos gástricos del enorme mamífero para que no quedara nada. A decir verdad, nunca había odiado a alguien sin conocerlo.

Desafortunadamente para mí llegó el día en que conocí al tal Fabián, tipo de 1.90 de estatura, ojos claros y por supuesto piel blanca, tan blanca como la leche. Su cuerpo bien definido y marcado lo hacían parecerse al mismísimo Brat Pitt. Y si antes estaba desanimado, después de conocerlo supe que mis posibilidades de tener que ver algo con Gloria eran menores a cero.

Pronto llegó la tristeza a mi vida y me refugié en el alcohol. Pasaron algunas semanas y ella no volvió a hablarme, supongo que el plan de que yo conociera a Fabián fue con la intención de desanimarme y finalmente desistir.

Dirán que soy una persona de poco carácter, pero la verdad es que dejé de bañarme y pronto mi ropa sucia invadió toda mi recamara. No podía dejar de pensar por qué Dios me dio estas características que a nadie agradan, es más, ¡ni a mí!

Realmente la estaba pasando mal cuando sonó mi teléfono, era ella, pidiéndome que la llevara a comprar unas cosas a la tienda departamental, no supe ni cómo me bañé ni de dónde conseguí ropa limpia, pero llegué a la hora que me lo pidió, limpio rasurado y sin aliento alcohólico.

Ella me trató como regularmente lo hacía, con sus finas atenciones, pero jamás cediendo a mis pretensiones. Lo único que pude constatar fue que nuevamente las ganas de vivir habían regresado a mí, era como si ella fuera mi fuente de vida. En el camino iba admirando lo hermosa es, ella de vez en cuando alzaba la mirada sólo para encontrarse con la mía, al grado que me exhortó.

—Por favor conduce con más cuidado, me parece que estás dejando de ver al frente.

Yo solo contesté

—No se preocupe, jamás permitiría que le pasara algo, descuide no volveré a mirar para atrás.

Seguimos en silencio hasta su apartamento, pero yo no cumplí mi promesa de no mirar por el retrovisor. La realidad es que estaba perdidamente enamorado de ella y aunque para muchos era un imposible, para mí era la oportunidad de mi vida.

Entramos al condominio y subimos al elevador, fue la primera vez que la tuve muy cerca, de entre tanta bolsa y dos personas más que subieron quedamos muy pegaditos. Nuevamente mi corazón palpitaba a mil por minuto.

Entramos a su apartamento y me quedé admirando lo bonito y acogedor que es, tiene decoraciones muy finas, de muy buen gusto, además es más grande que mi casa. Empecé a dejar algunas bolsas en la sala y otras en el cuarto de la alacena. Me pidió que esperara en la sala y me llamó la atención su colección de búhos de cerámica que estaban sobre la mesa del centro. Ella estaba metida en aquel cuarto de alacena acomodando cada producto de manera meticulosa, como si cada cosa tuviera un espacio hecho a la medida.

Fotografía: archivo Imagen99

Regresó a la sala y me ofreció un poco de agua, honestamente preferiría una cerveza porque la resaca empezaba a provocar un leve dolor de cabeza, casi imperceptible pero constante. La bebí tan rápido que enseguida me ofreció más.

Por la pena el segundo vaso lo fui tomando poco a poco, ella se sentó frente a mí en el sillón más grande, cruzó la pierna y me dijo. Creo que tenemos que hablar.

—Me gusta mucho como me tratas, en tu trabajo eres un profesional, pero no puedo corresponderte como tú quieres.

De alguna manera ya sabía que me diría eso, recuerdan que les comenté que el “no” ya lo llevo tatuado en el alma, así que fui por aquella diminuta posibilidad de que me hiciera caso.

—¿Por qué no puedes fijarte en mí? ¿Será porque soy moreno y feo?

Ella me interrumpió diciéndome.

—Lamento mucho que tengas esa percepción de ti mismo, yo veo en ti a una persona atractiva y muy varonil.

No supe cómo reaccionar, ante aquel comentario que me había desarticulado y mi ofensiva dejaba de tener sentido. Así que le dije.

—Mira si piensas que no tengo solvencia déjame decirte que tengo 50 hectáreas en mi tierra, que bien vendidas nos podría alcanzar para dos departamentos de estos con todo y tus muebles.

Ella me lanzó la primera mirada de desprecio y comentó.

—No sé con quién creas que estás tratando, pero a mí no me interesa lo que tengas, y la verdad me molesta tu comentario.

Sentí que mi mundo nuevamente se derrumbaba, así que reaccioné de manera inmediata.

—Por favor no te molestes, lo único que intento es agotar todos mis recursos para que me hagas caso, pero noto con tristeza que estás fuera de mi alcance, que una mujer como tú jamás se fijaría en alguien como yo, así me trates de manera cordial y decente, sé que simplemente no tengo oportunidad contigo. Perdóname ya me voy a retirar.

Me levanté de aquel sillón y ella se incorporó también, rodeó la mesita del centro con los búhos y se paró frente a mí. Sin decirme nada se acercó demasiado lo cual aproveché para pasar mis brazos por su cintura y la besé.

A partir de ese momento ya podía morirme, había tocado el cielo, lo que viniera en mi vida estaba de más, fue la sensación más agradable que había experimentado a mis treinta años. Pensé que algo bueno había hecho en esta tierra que Dios me estaba dejando ver el paraíso.

Nos seguimos besando durante cerca de cinco minutos, sin decir palabra, sin abrir los ojos, solo eran los besos y caricias más excitantes que había sentido. No pude evitar la erección y querer llegar a segunda base, pero ella me detuvo cuando ya había quitado su sostén que me dejó apreciar y tocar las formas más perfectas del universo.

Me fui de ahí como hipnotizado, literalmente flotando en las nubes, a decir verdad, no sé ni cómo conduje hasta mi casa, sólo sé que todo el tiempo divagué entre arcoíris, flores y los paisajes más hermosos.

Ya en mi casa volví a la realidad, el desorden y lo desaseado me hicieron recordar que si quería mantener a Gloria debía poner todo en orden. Al otro día saqué lo que me quedaba de ahorros y mandé traer al maestro albañil, en una semana puse todo en orden, entre reparaciones, pintura y aseo en general, mi casa estaba lista para recibir a Gloria. Sabía que era muy arriesgado que la siguiera viendo en su departamento.

La seguí viendo por lo menos una vez por semana y tuvimos encuentros amorosos cada vez más intensos. No pude dejar de pensar en Fabián y cómo deshacerme de él, pero primero tenía que asegurarme que Gloria no dejara de verme.

Después de un par de meses seguidos de frecuentarnos y de haberla llevado a lo más íntimo de mi recamara pensé en pedirle que dejara a Fabián, pero cada vez que teníamos esa plática ella se molestaba, no entendía porque sí ya no lo quería y sí ya disfrutaba de los placeres carnales conmigo negara a dejarlo. No podría asegurar que ya me amara, pero algo sentía por mí y esta vez, estaba seguro de que no era repugnante.

La mañana de un lunes que me pidió que pasara por ella, salió con esos anteojos de sol que tapaban la mitad de su hermosa cara, por sus propias indicaciones nos dirigimos al consultorio de su médico de cabecera, en el camino no cruzó palabra conmigo solo se limitó a decir que la esperara afuera.

Cuando salió abordó el auto, nunca dejó de subirse en la parte trasera porque para ella era importante que nadie se diera cuenta de lo nuestro. Nuevamente el silencio imperó entre nosotros hasta que rompió un leve sollozo que enseguida me hizo entrar en un estado de angustia y preocupación.

—¿Por qué lloras? 

Por un momento pensé que me diría que estaba embarazada de mí, lo cual sería el mayor logro en mi vida, aunque una desgracia para ella. Sin embargo, no fue el caso.

No aguanté más la curiosidad y detuve la marcha, pasé hacía la parte trasera de mi automóvil y la abracé, fue entonces cuando pude verla de cerca. Detrás de esos enormes anteojos se ocultaba una contusión en el pómulo derecho producto evidente de un golpe. Me puse furioso y empecé a cuestionarla.

—¿Quién te hizo esto? Fue Fabián ¿verdad? Te juro que lo haré pagar por esto.

Ella sólo lloraba de manera inconsolable, entonces terminé los reproches y la abracé. Ese día conduje con mucha lentitud hacia el consultorio. Llegando la atendieron de inmediato, el doctor le tenía un gran aprecio y pude alcanzar a escuchar que le recomendaba acudir a las autoridades para que se castigara al responsable.

Cuando nos dirigimos de regreso a su departamento me lo confesó todo, fue Fabián que después de obligarla a tener relaciones sexuales a la fuerza le dio una tremenda golpiza. La contusión en el pómulo solo era lo más visible, sin embargo, tenía moretones en todo el cuerpo, sobre todo unos muy marcados en las piernas y una mordida en el seno izquierdo.

Le dije que lo haría pagar, no podía dejar pasar esto desapercibido. Ella me dijo que me mantuviera al margen, que no me metiera. Me advirtió que si lo hacía terminaría conmigo. De manera que le prometí que no haría nada, pero fue una promesa que de ninguna manera pretendía cumplir. Fabián me las iba a pagar, no sé cómo, pero me las pagaría.

Después de eso Gloria no volvió a llamarme durante dos semanas, mismas que aproveché para espiar a Fabián, así supe su rutina diaria y en mi mente ya orquestaba un plan bien elaborado para darle su merecido. Por algún momento pensé en pagar a algún matón a sueldo, pero no conozco a ninguno, además me han contado que esos tipos se vuelven contra quien los ha contratado porque después de demostrar que son capaces de todo, piden más dinero y si no se los dan, van directamente contra quien pidió su servicio. Así que decidí hacerlo yo mismo.

Como buen oaxaqueño decidí que si me iba a enfrentar a un tipo de 1.90 tendría que hacerme de un buen recurso, quizá una pistola o una navaja como mínimo. Luego lo pensé detenidamente y mejor me puse a hacer ejercicio porque si en realidad quería ayudar a Gloria no sería matando a Fabián, con una buena Golpiza tendría suficiente y Gloria no me odiaría por haber hecho una atrocidad.

La siguiente semana estuve entrenando muy duro, corría dos kilómetros diarios y hacía 50 lagartijas, claro en cinco sesiones de 10. El punto es que ya me sentía lo bastante ágil como para enfrentar a esa mole de músculos. Lo estuve esperando por días afuera del gimnasio, no sabía cómo iba a reaccionar, pero eso era lo que menos me importaba, yo tenía que enseñarle que a las mujeres se les respeta, sobre todo a Gloria, ella no tenía porqué padecer las embestidas de un troglodita sin cerebro.

Una tarde me quedé esperándolo afuera del gimnasio hasta que lo vi salir, entonces pensé “ahora es cuando” dejé que caminara media cuadra hasta casi llegar a una tienda de conveniencia. Fue que lo enfrenté

—Fabián Garrido, vengo a partirte tu madre cabrón, a Gloria no la vuelves a tocar

Eso era, ya lo había dicho, no había reversa ni vuelta de hoja, puse mi guardia con mis puños a la altura de la barbilla, un pie adelante y otro atrás para tener estabilidad, justo como lo había visto en los tutoriales de box que vi en la red. Él estaba realmente desconcertado, me miraba como bicho raro, pero yo no le iba a dar tiempo de que me pegara primero así que le tiré una patada a las piernas y retrocedí un par de pasos para quedar fuera de su alcance.

De reojo vi que Gloria se aproximaba al brutal y descarnado encuentro que estaba por comenzar, pero verla nuevamente me distrajo, tanto que Fabián aprovechó para darme el único pero letal golpe. En un estado de total desorientación me ví obligado a hacer el retiro de la contienda y lo último que recuerdo es un mareo intenso.

Resulta que mientras yo miraba embobado a Gloria, Fabián me tiró un puñetazo directo al pecho, tan fuerte que se incrustó la placa de acero inoxidable con la figura de Ernesto El Che Guevara, que llevaba colgada. Desde hace muchos años yo siempre llevo esta figura de El Che, debido a la gran admiración y respeto que siento por este revolucionario iberoamericano desde que era un niño. Son de estas cosas raras que pasan, resulta que justo cuando me dio el golpe, la medalla estaba en una posición que se clavó al ladito de mi pezón izquierdo, podría decirse que literalmente llevaba al Che muy cerquita de mi corazón. En ese momento sentí una fuerte cortada y la sangre no se hizo esperar, empecé a marearme y lo único que se me ocurrió fue ingresar a la tienda de conveniencia de la esquina. Cuando desperté ya estaba en la ambulancia con dos paramédicos que me explicaron lo sucedido, no fue una herida muy grave, pero sí lo suficientemente profunda para causar sangrado abundante, lo cual hizo que me desmayara. Ahora recuerdo porque nunca me peleo, no soporto ver la sangre y menos la mía.

No supe más de Gloria y mucho menos de Fabián, algunos testigos chismosos dicen que me veía muy pálido y al ver  toda la sangre en mi camisa blanca, Fabián huyó muerto de miedo, seguido por Gloria que le alentaba a que se diera prisa.

Yo me quedo con la experiencia de haber tenido entre mis brazos a la mujer más hermosa del mundo y con este periódico sensacionalista que aún no se retracta por haber distorsionado todos los hechos y difamado mi nombre:

Lesionado por arma punzo cortante se desvanece al interior de una tienda de conveniencia, al intentar cometer un robo.

Composición digital

[i] Saúl Peña Rosas es licenciado en Comunicación y Cultura por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Escritor de diversos relatos y autor de la novela El día de tu muerte.

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57 comentarios en “Con EL Che muy cerca de mi corazónAñade los tuyos →

  1. Excelentísimo relato, felicidades, todo tu relato me tuvo en suspenso y en constante risa por tu narrativa, no me sorprende que exista la mujer violentada y con codependencia así como el hombre con su amor imposible hacia gloria, que hasta donde lo llevo, me gusto mucho. Gracias.

  2. Una cómo mujer no debe de dejar que ningún hombre las trate mal y mucho menos que las obliguen a hacer algo que ella no quiera.
    Me viera gustado que la chica eligiera al conductor y que la historia no hubiese acabado así, con una noticia falsa y que el conductor fue el malo de la historia según.
    Excelente historia ✨

  3. Excelente relato urbano. Refleja la realidad de muchos y muchas. La subjetividad del individuo todo el tiempo presente, así como lo reprimido del mundo interno de cada uno de los actores..
    Felicidades, un abrazo.

  4. Me tuvo en suspenso durante toda la lectura, muy interesante.
    Generalmente la gente siempre distorsiona las cosas.
    Desgraciadamente toda la información recibida durante nuestra infancia y adolescencia provoca que nos creamos una idea errónea de lo que es una relación de pareja y que todo lo debemos tolerar.

  5. Buenas letras, narrativa fluida, sólo qué el final fue muy apresurado, inconsistente, no feliz cómo esperaría de una pluma cómo la tuya, gracias TEN SALUD 🖖

    1. Gracias Julio, desafortunadamente la realidad da cuenta de más finales impredecibles, pude haber cerrado con la típica historia de amor donde se dan los imposibles, quise ser más intenso.
      Saludos cordiales
      ✌️😁

  6. Muy buena historia nadie sabe para quien trabaja muchas felicidades me tuvo en suspenso pero bueno el la tubo en sus brazos y para el era la mejor

  7. Y pensar que hay tantas mujeres violentadas que así pasan desapercibidas…
    Excelente relato Lic, gracias por compartir.

  8. Me encantó la historia, cómo la narró con tan real su sentir de Alberto x Gloria, me reí mucho, me hubiera gustado que se quedará con Alberto, y no me gustó que Gloria siguiera con alguien que la maltrataba, es una historia muy parecida a muchas historias reales que no siempre terminan en un final feliz.
    Felicidades por si historia y gracias por compartir.

    1. Gracias sobrina, mi intensión siempre fue la de escribir un relato poco ordinario con el típico final que toda la vida nos han vendido, a veces la realidad supera por mucho a la ficción.

      Saludos ✌️😊

  9. Excelente historia, muy simpática, me hizo reír mucho, y me imaginé que estaba a punto de ver un final de una típica telenovela de las que Telerisa hacia en los años 80s y 90s, me dió gusto que no fue así, creo que debemos de rescatar el poder mental que tenemos como individuos y olvidarnos de tantas boberías que nos ha fabricado tanta contaminación a lo largo de nuestro pasó por los diferentes medios superficiales que se encargan de moldear nuestra más íntima percepción, pinche Oaxaco atrevido, es mi ídolo, jajajaja
    Saludos

    1. Wooow, justamente eso pensé. Gracias Güero por tu comentario. Efectivamente pude haber escrito un final rutinario pero creo que hay que romper el paradigma de siempre.

      Saludos

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