El cuarto

El secreto

No comprendía por qué de repente mi padre nos prohibió, a mis dos hermanos mayores y a mí, entrar a ese cuarto. Hasta que un día me decidí a seguirlo.

Saúl Peña Rosas [i]

Tenía 10 años cuando mi padre enojado, con la voz quebrada y a punto del llanto se dirigió hacia mis dos hermanos mayores y a mí,

— No volverán a entrar jamás a este cuarto.

Se dio media vuelta y me quedé sumamente desconcertado. No comprendía el porqué de la prohibición. Nunca nos dijo las razones de su impositiva orden. Intenté cuestionarlo pero me ignoró de tal manera que supuse que se trataba de algo grave. No quise meterme en problemas y, a pesar de mi enorme curiosidad, me limité a acatar la indicación. Sin embargo, la intriga me poseía, no podía creer que la persona más importante en mi vida, mi héroe y confidente, no me diera la mínima explicación del porqué no debía ¡ni siquiera acercarme a esa habitación!

Para asegurarse de que no desobedeciéramos, canceló la puerta original y le hizo una especial que daba al patio. La casa era grande y el acceso a todas las habitaciones era por el interior, excepto a este cuarto misterioso que sólo se podía llegar por la parte trasera a través de un pasillo que tenía una reja muy alta que también era asegurada con un candado enorme.

Mi madre siempre lo respaldó y nunca nos explicó tampoco el motivo de tan inusual orden. Mis hermanos estaban en la misma situación, pero a diferencia de mí, ellos no se atrevían a preguntar al respecto. Yo llegué a tocar el tema en la comida, algunas ocasiones en la cena o cuando mi padre nos llevaba al juego de fútbol. Mi insistencia era mucha y siempre que tenía oportunidad preguntaba.

— ¿Papá ya nos vas a decir que hay en el cuarto de atrás? ¿Por qué no nos dejas mirar?

Pero él nunca me contestaba, solo hacía muecas y su rostro se transformaba de enojado a triste, mis hermanos se veían entre sí y cambiaban la plática de manera automática. Lo último que quería era provocar su angustia, así que decidí dejar de preguntar. Intenté con mamá, pero el resultado era el mismo, ella sólo lloraba tanto que sus lágrimas mojaban su blusa continuamente. La última ocasión que le pregunté, aproveché que papá había doblado turno en la fábrica y mis hermanos ya estaban dormidos, así que me introduje a su alcoba y casi casi le exigí que me diera una explicación a todo esto. Solo me vio por unos segundos y echó a llorar amargamente, yo la abracé, al mismo tiempo que le repetía: perdóname mamita, no quise hacerte llorar, ya no quiero saber nada de ese cuarto, pero por favor no llores. Yo lloré con ella sin dejar de abrazarla. Continuó con su llanto con el rostro metido en su almohada, yo me aferré a ella sin que me hiciera caso hasta que los dos nos quedamos dormidos. Esa noche dormí tanto, que al otro día desperté cuando mis hermanos ya habían regresado del colegio. Pienso que mi madre no quiso despertarme por lo que había sucedido la noche anterior, e hizo bien porque últimamente me había sentido un poco cansado.

Mis hermanos ya no eran los mismos de antes, ya no me hacían bromas, ni jugaban en el patio a ver quién me derribaba más rápido. Siempre fueron un tanto bruscos conmigo, por ser ambos estudiantes de secundaria eran más altos y fuertes, yo que apenas alcanzaba el quinto año de primaria y hacía hasta lo imposible por ponerme a su altura, pero por mi corta edad, siempre les serví de sparring, portero o definitivamente de su puerquito. Mi padre constantemente les llamaba la atención porque consideraba que se aprovechaban de mí, pero siempre los defendí, porque de verdad disfrutaba de su compañía aunque a veces me cargaban la mano.

Ahora no podía creer por qué las cosas eran diferentes, qué sucedió para que todos tuvieran una postura tan hermética. Al principio pensaba que se debía a que mi padre estuvo a punto de perder el empleo, lo escuché un par de veces hablar con mi madre acerca de que tenían que vender la casa para mudarnos a un departamento chico en un barrio de menor abolengo, más costeable, más sencillo. Esta casa la heredó el abuelo, es muy bonita y grande aunque ya está un tanto descuidada y vieja, el empleo de papá en la fábrica no ha sido suficiente para darle el mantenimiento que necesita. Pero a nosotros poco nos importa ya que cada quien tiene su propia alcoba, tenemos una sala enorme y un estudio con biblioteca que aún conserva los libros del abuelo. La colonia donde vivimos está ubicada en uno de los pocos barrios seguros que quedan en esta ciudad.

Mi madre ha sido la que en realidad ha salvado la casa, ya que últimamente se ha dedicado a lavar la ropa de los vecinos y esos ingresos nos han ayudado a subsistir. Pero a papá no le gusta nada la idea y continuamente discuten en voz baja, creen que no los escuchamos porque suelen hacerlo a altas horas de la noche. Mi madre siempre sale avante de esas discusiones, y mientras mi padre no consiga otro empleo donde gane más dinero, no tendrá más opción que permitir que mi mamá continúe con esta actividad.

El misterio del cuarto se ha ido olvidando poco a poco por los integrantes de esta casa, ya nadie pregunta, ya nadie lo menciona, mis hermanos y yo hemos vuelto al patio a jugar, aunque temo decirles que ahora me ignoran aún más, creo que a veces se pasan de groseros. Por lo menos antes era su sparring, su portero o su puerquito, ahora mucho me mencionan, pero poco me incluyen.

— Pásale el balón a Hugo. Dice mi hermano el mayor de manera burlona, yo me emociono pero nada que me dan el balón y solo se ríen, siguen jugando entre ellos, yo me doy la media vuelta no sin antes decirles: ¡Son unos tontos, ya no jugaré con ustedes!

 Ellos ni sufren ni se intimidan. Ya los conozco, sé que son buenos chicos y los sigo queriendo igual, pero estoy a punto de hablar con mi padre para que me permita invitar a mis propios amigos.

Han pasado algunos meses desde aquella vez que le pregunté a papá por el cuarto del patio trasero, y la verdad he decidido dejar el tema atrás. Lo que me urge hablar con él, es acerca de poder invitar a algunos de mis amigos del colegio a jugar a la casa, quizá a Juan y Carlos que son muy buenos compañeros, o a Miguel y a Hugo, que destacan jugando al fútbol. Desafortunadamente mi papá siempre llega muy tarde y el sueño me vence, pero hoy estoy decidido, me mantendré despierto a costa de lo que sea, hasta que llegue.

Dieron las 11:30 de la noche y escuché el rechinido del zaguán, luego oí cómo abrió la puerta del interior de la casa, decidido corrí a su encuentro, pero sólo colgó su chaqueta en el perchero de la entrada y enseguida salió de la casa, lo seguí hasta que vi que se detuvo frente a la reja enorme del pasillo que daba hacia aquel cuarto misterioso, quise decirle que lo estaba esperando pero mi curiosidad fue más y esperé hasta que quitó el candado. El empezó a caminar hacia el cuarto qué tanta incertidumbre había provocado en mi familia.

El cuarto
Composición digital con archivo de Imagen99

Yo lo seguía despacio, trate de hacer el menor ruido cuando de repente volteó, yo me pegué a la hiedra que está en el muro derecho, mi delgado cuerpo hizo que no me viera. Llegó a la puerta del cuarto, a mí me empezó a faltar el aliento, las manos me sudaban y las piernas me temblaban, tanto que por mi cabeza pasó la idea de que probablemente papá escondía a alguien allí. Finalmente abrió la puerta, encendió la luz y yo corrí para poder sorprenderlo.

En ese momento no pensé en el regaño ni en lo que me fuera decir, sólo entre detrás de él pero tropecé con algo, mi papá enseguida volteó y dijo, – ¿Hugo eres tú? Lo cual era más que obvio. Cuando pude incorporarme noté que la causa de mi tropiezo fue mi vieja mochila llena de soldaditos de plástico color verde la cual ya había olvidado, enseguida pude reconocer mi cama, mi ropero y todas las cosas de mi habitación, ese cuarto era igualito al mío. No supe qué hacer , entonces escuché a mi padre llorar y murmurar.

— ¡Hijo, por qué te fuiste!

[i] Saúl Peña Rosas es Licenciado en Comunicación y Cultura por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, autor de varios relatos y de la novela El día de tu muerte.

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38 comentarios en “El secretoAñade los tuyos →

  1. Yo creo q por mucho q nos duela la perdida de un hijo tenemos q ver por los hijos q tenemos en vida, muy buena reflexión,

  2. Una muy bonita historia, pero también triste por lo que le pasó a Hugo, el no sabía que estaba muerto hasta que entró en el cuarto que estaba prohibido y vio todas sus cosas.😢

  3. Excelente historia, te atrapa y quieres continuar, jamás imaginé el final, triste y reflexiva. Recomendable el autor!

  4. Interesante la reflexión, al leer me fue interesando, nunca me inmaginé el desenlace triste, pero lo importante es el no perder el amor y la atención a los hijos en vida y a nosotros mismos auque duele mucho la ausencia de un ser querido, la vida debe continuar

  5. Muy buena reflexión, disfrutar cada día y honrar a nuestra familia, sin duda un final sorpresivo e inesperado, un relato triste y una cruel realidad para muchas familias.

  6. Nosotros como padres aveces hacemos hasta lo imposible para que nuestros problemas no afecten a terceros , los hijos no tienen porqué cargar con nuestras preocupaciones.

    Pero en este caso yo pienso lo mejor es hablarlo , porque es un dolor muy grande ,el cual es muy difícil de ocultar .
    Aún recuerdo cómo me enteré que mi hermano igual falleció ,me enteré cuando tenía 8 años y aunque no lo conocí , me duele mucho y hasta me imagino como sería la vida con él.

    Hasta la fecha no me dijeron mis padres las razones de su muerte ,ni dónde lo habían enterrado .
    Yo lo supe todo por un primo 🥺😞 aveces quisiera hablar del tema con ellos , pero ellos se ponen mal. !No es fácil.!

  7. Primero que nada te agradezco infinitamente que te tomas la molestia de leerme. Es interesante saber cómo a través de la lectura podemos echar a volar la imaginación y cada quien se apropia del relato con base a sus propias experiencias.

    Muchas gracias por leerme Maribel

  8. Gracias, amigo ya extrañaba tus relatos.
    Un final efectivame inesperado pero como este suceso muchos en nuestras familias. la realidad es que no sabemos cuál grande sea el dolor de la pérdida de un hijo o las circunstancias bajo las cuales fallecio para llevar a los padres a esta situación me queda claro que hay que disfrutar tu día a día y disfrutar al máximo a tu familia pero como seres humanos nos cuesta trabajar en el desapego creo es un tema no tan fácil saludos.. 🌸

    1. Hola Lorena, ppr su puesto que no es una situación fácil, sin embargo es inherente a la vida y por lo tanto debemos estar consciente de eso
      😃✌

  9. HolA muy bonito relato aunque triste al final ,pero nos lleva a reflexionar con la vida , que es vivir el aquí y el ahora a pesar de las adversidades que nos rodean, es aprovechar al máximo cada momento con la familia y la vida misma.

  10. Vaya que me llevas a imaginar todo el relato, y del final no me lo esperaba!, una mujer octagenaria, decía que lo más difícil de sobrellevar es la perdida de un hijo(a) esperamos morir primero los padres.
    Cuántos padres han pasado, por tremenda experiencia, a mi manera de ver es mejor externarla para tranquilidad de nuestra alma.

  11. Buenas tardes mi estimada Saúl.
    De principio a fin mantuviste me interes, el relato va de la misterioso a lo dramático, para finalmente culminar en lo trágico. Exelente historia, muy triste el final pero igual muy bueno. Saludos.

  12. Gracias por compartir tus relatos, como siempre me adentro más y más en la lectura y el suspenso te hace pensar en diferentes finales , pero que triste y doloroso fue este final. Vaya imaginación.

  13. No cabe duda que la resistencia a olvidar a un ser querido que se ha ido es muy fuerte y a veces no nos queda mas que refugiarnos en los recuerdos.

  14. Está genial este relato por su estructura, solo había visto estas situaciones en películas, y la verdad en ningún momento me imaginé que el final iba a ser así, muy bueno a pesar de que no es grato para nadie pasar por algo como esto, al final es natural e inevitable.
    Saludos

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