"Ilustración MyCrush"

My crush

Y cuando por fin me escribió por messenger lo confirmé to-do. Tuvimos una conexión profunda de inmediato.

Kenia Rodríguez [i]

Pues sí likeaba sus fotos y sus publicaciones, o sea, pero hasta ahí; y obvio no porque me gustara, me parecía interesante sí, divertido, guapo, nada más, ay ya… está bien, la verdad es que sí me gustaba.

Desde que íbamos juntos a la escuela supe que sus ojos se incendiaban al mirarme, pero nada de esas tonterías del amor a primera vista; más bien nuestras energías confluían, como si los astros se alinearan o una onda así, ¿ya sabes, no? Y cuando por fin me escribió por messenger lo confirmé to-do. Tuvimos una conexión profunda de inmediato. El asunto fue muy rápido, y pasamos del “Ten un bonito día” al “Hay que ir por unos drinks”.

Total que acordamos la fecha, y no mames, justo una noche antes de que nos viéramos me entraron los nervios, súper freak. ¿De qué íbamos a hablar? ¿Sería directa, me pondría misteriosa? ¿Qué pantis tenía que usar por si…? En la madre, no me había depilado, no, no, no; qué perra vergüenza. Ya me lo podía imaginar, él posando su mano sobre mi muslo desnudo –obvio– llevaría vestido corto because wearing dresses makes me happy–y entre trago y trago su mano subiría cada vez más hasta que tuviéramos que mudar la fiesta a un lugar más perso. Me fui a dormir con ese cringe.

Y seguramente así habría sido, pero la culpa de todo la tiene el güey del Oxxo que no tenía rastrillos, y es que cómo carajos no tenía rastrillos, maldito. Si el güey de Oxxo hubiera tenido rastrillos yo no habría tenido que buscar en internet tutoriales de depilación casera. Tuve que regresar al depa y ver un montón de tutoriales de beauty bloggers hasta que di con una mega receta que utilizaba la mismísima Cleopatra para depilarse. Fui otra vez a la tienda, pedí unos limones y azúcar, pero el mismo güey ese que no tenía rastrillos me dijo que tampoco tenía limones sólo jugo de limón, equis, daba igual, los compré.

La tarde avanzaba rapidísimo y yo apenas había puesto a calentar el azúcar con el jugo de limón, ya sé que debía ponerlo a fuego lento, y también tenía que dejarlo reposar un poco, pero yo tenía prisa, y que no debía aplicarlo estando tan caliente, pero yo tenía prisa.

Total que me encueré y coloqué el barniz en las zonas que quería depilar: las piernas, axilas y por supuesto la zona del bikini. No mames, esa fregadera quemaba, pero yo aguanté los quince minutos con la mezcla encima tal y como decía la receta. Moverme fue una bronca, además que no encontré las banditas para retirar la mezcla con los vellos, así que agarré un trapo viejo, lo destacé, me lo puse e inicié con la zona del bikini; me armé de valor y jalé. Al momento de arrancar las tiras sentí que algo más allá del vello se levantaba, una gota de sangre se asomó y no quise ver más.

"Ilustración MyCrush"
Ilustración: Arturo Almanza

¡Maldito güey que no tenía rastrillos y me vendió azúcar y jugo de limón, maldito! En eso se me prendió el foco, agarré el celular y busqué: cómo aliviar la irritación en la zona del bikini. La página que me dio más confianza fue la de “Once consejos para eliminar la irritación en aquellito”. Varios consejos incluían ingredientes que no tenía a la mano, hasta que di con uno que sólo necesitaba hielos, como pude fui hasta el congelador, rogaba porque hubiera hielos, saqué la bandeja y – ¡eso mamona, sí hay!– tomé los que cupieron en mi mano, de inmediato los puse sobre la zona irritada, pero al intentar retirarlos unos se quedaron pegados, no pensé que humedecer los hielos antes de pegarlos a la piel fuera importante.

Yo tenía prisa y el chingado hielo no se derretía, me desesperé y fui por un vasito de agua, lo calenté treinta segundos para que derritiera los hielos, vertí el agua encima, despegué un hielo pero el agua no sólo me quemó sino que hizo que el azúcar con limón se escurriera hacia mi zona íntima, ardía mucho, la textura era súper desagradable y me dio asquito retirarme la viscosidad con las manos; fui por toallitas desmaquillantes, de esas de algodón pero se quedaron pegadas. Literal no podía moverme, apenas logré ponerme los pantalones para llegar aquí. ¿Crees que mi crush acepte que nuestra cita sea en la cafetería del hospital?

[i] Kenia Rodríguez es egresada de la licenciatura en Creación Literaria por la UACM. Fue seleccionada por el FONCA con la obra Álbum de historias en el Programa Contigo en la Distancia: Movimiento de Arte en Casa. Actualmente es cuentacuentos en el espacio virtual Story-time de Katapulta: Laboratorio de Experiencias Creativas.

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5 comentarios en “My crushAñade los tuyos →

  1. Upsss, creo que sigo prefiriendo el romance a la antigua, ir poco a poco conforme se va dando espontáneamente un encuentro, nunca me había imaginado que con ello cuidaba el bienestar del aquellito de mi amada.
    Saludos

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