El árbol

La sentencia

Mi madre lo sembró con mucho amor unos meses después de la muerte de mi padre, debido a ello llevo muy presente su edad, es un joven de 18 años.

Saúl Peña Rosas [i]

Una verdadera tragedia fue el día que nos enteramos del dictamen definitivo de Protección Civil. Esta autoridad había dictaminado que aquel Trueno de unos seis metros de altura, frondoso, de verdes hojas brillantes y extendidas ramas, tenía que ser arrancado de raíz, debido al daño estructural que había ocasionado a una vivienda vecina.

El árbol estaba sembrado en nuestro predio, pero sus raíces habían entrado a la propiedad de mi vecino, levantando la barda como si hubiesen metido un gato hidráulico por la parte de los cimientos, haciendo que la pared se pandeara de manera peligrosa.

Lo compramos al sur de la ciudad de México, en el mercado de plantas de Cuemanco, que en náhuatl significa, en los surcos de la tierra. Fue el segundo domingo del mes de mayo de 2003. Se veía tan frágil y pequeño que no dudamos en llevarlo a casa donde pasó sus primeros dos meses metido en ese plástico negro con perforaciones en la parte inferior.

Mi madre lo sembró con mucho amor unos meses después de la muerte de mi padre, debido a ello llevo muy presente su edad, es un joven de 18 años. Cuando lo enterramos era un pequeño tronco delgado, de escasamente un metro de altura, con unas ramitas muy tiernas y endebles. Al principio fue resguardado por una alambrada de gallinero, para evitar que los perros rascaran y defecaran en su tierra. Cuando creció un poco más cambiamos la alambrada por una reja de madera hecha de varios huacales unidos con alambrón, posteriormente no fue necesario nada de eso porque nuestro árbol, había crecido fuerte. Ahora sólo teníamos que cuidarlo del peor depredador de todos los tiempos, nosotros, los seres humanos.

Recuerdo que hacía ver muy elegante la banqueta, pareciera que estaba muy contento de haber llegado a una calle donde sería apreciado y valorado. Me atrevo a pensar que hasta se le veía sonreír y de repente hasta bailar al compás del viento alborotando sus hojas. Por las noches era un fiel aliado de los gatos que trepaban por sus ramas, ya sea para escapar del ataque de los perros o simplemente para saltarse a las casas. Y todo el día era el hogar perfecto de decenas de pajarillos, que encontraron en él, el lugar preciso que la naturaleza había provisto para ellos.

Fue un gran amigo que por mucho tiempo me protegió del sol y de la lluvia, también un excelente aliado, cuando debajo de su sombra me permitía lavar el carro sin padecer insolación. Allí pasé muchos momentos con amigos y vecinos de mi calle, era el lugar idóneo para conversar y ponernos al corriente acerca de todos los acontecimientos de la cuadra.

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Su tronco sostuvo lazos utilizados para la colocación de lonas en días de fiesta, también adornos decembrinos y uno que otro camarada pasado de copas, que recargado en su inmensidad, sentía el control de su mareo.

Temo decir que probablemente yo fui el causante de la génesis de su deterioro, lo cual no me da orgullo decirlo, al contrario siento un profundo remordimiento y mucha pena al comentarlo, creo que ese cargo de conciencia me impulsó a escribir este relato, porque cada vez que salgo de casa y lo puedo ver se me hace un nudo en la garganta.

El árbol
Fotografía: Saúl Peña

La verdad es que con el tiempo sus gruesas raíces levantaron tanto la banqueta que está justo a la entrada del zaguán de la casa, esas conocidas subiditas como solía llamarlas de niño, que era imposible meter el automóvil, simplemente ya no podía pasar, era tan alto el levantamiento de la acera que se patinaban las llantas y cuando después de un fuerte acelerón lograba pasar el obstáculo, el auto caía de manera precipitada hasta que dañó la suspensión. Decidí poner remedio, entre amigos y conocidos levantamos la banqueta y cortamos parte de su raíz, cerca de un metro para librar la entrada. Pero el árbol se enojó tanto que dejó secar una de sus enormes ramas, seguramente en señal de reprobación. Le pedí que me disculpara pero no fue suficiente y él como si se hubiese puesto en huelga de hambre seco la segunda rama. Alguien me dijo que tendría que cortarlas para no arriesgar a los transeúntes, ya que una rama seca es más fácil que se troce y caiga.

Al enterarse mi madre de lo sucedido por poco y no me vuelve a dirigir la palabra, a pesar de las explicaciones acerca de la necesidad de meter el carro y demás. Para ella fue un atentado directo contra nuestro amigo el árbol y no había justificación ante semejante hecho. Si por ella fuera, hubiera preferido cancelar la cochera, antes que tocar una sola hoja del árbol. En fin, ya estaba hecho, ahora tenía que cortar aquellas ramas secas que habían dividido a ese majestuoso trueno en mitad verde y mitad desértica.

Le pedí de favor al vecino de enfrente que me ayudara a realizar la tarea, no dudó en treparse y empezar a serruchar las partes secas, fue entonces que el gran árbol, como si se acordará del daño que sufrió aquella ocasión que cortamos una de sus raíces, dejó caer la rama serruchada justo en el parabrisas de mi auto estacionado, quebrándose de manera estrepitosa. Afortunadamente no le cayó a nadie, sin embargo no dejo de pensar que fue su gran desquite.

Después de aquella ocasión parece que hicimos las pases, yo lo seguía regando y él mantenía la mitad de su ser intacto, verde y esplendoroso. Hasta hace una semana que venció una de sus enormes ramas verdes cayendo encima de los cables de luz, lo que ocasionó temor entre los vecinos y no dudaron en hablar a la central de bomberos. Cuando llegaron cortaron la rama caída pendiente de los cables, pero además quitaron otras tantas que no tenían nada que ver, argumentando que debían asegurarse de que no volviera a ocurrir.

Esto fue el detonante para que mi vecino solicitara la tala a Protección Civil los cuales no chistaron en sentenciar a muerte a mi amigo el árbol. Siento un profundo remordimiento por el Trueno; sin embargo, quien verdaderamente ha resentido la noticia es mi madre. La he encontrado llorando y despidiéndose constantemente de él. 

Para personas como ella, que es una amante nata de las plantas y la naturaleza, es como si le estuvieran quitando la vida a una persona inocente. Ya no sé cómo consolarla porque no se resigna y empiezo temer por su salud. Le he explicado a detalle que nuestro amigo el árbol se ha convertido en un riesgo para las personas y que si no se retira puede ocasionar una tragedia. Pero parece que ninguna explicación la conforta. Ya hasta le he hablado del reciente accidente del metro y sus víctimas para exponer la importancia de la prevención para evitar tragedias de tal magnitud, intento hacerle ver que existen cosas aún peores. Ella es muy sabia y sé que lo entiende, pero eso no le quita el dolor de saber lo que ocurrirá. Ya no me dice nada al respecto, pero sé que sigue afligida. Sé que a sus 85 años esta depresión puede convertirse en un problema serio de salud. Indudablemente tendrá que entrar en duelo y creo que yo también porque desde ahora siento una profunda tristeza de saber lo que se viene.  

No puedo evitar que desistan de quitar ese impresionante Trueno debido al peligro que ya representa, pero siempre estaré agradecido con él por todo lo que me dio. A veces las personas no saben lo que hay detrás de un árbol caído, hoy quise compartirles esta historia para que, por lo menos, conozcan una de tantas que pasan en esta ciudad cuando existe la necesidad de quitar un árbol.

Todavía sigue el árbol afuera de la casa, aún sus ramas sostienen nidos y los pájaros se posan sobre sus ramas, aún mi madre puede verlo desde su ventana. El árbol sigue de pie, pero ahora como si estuviera frente al paredón esperando a ser fusilado.

No sabes cuánto lo siento amigo árbol, no sabes cuánto lo siento.

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[i]Saúl PeñaRosas, es licenciado en Comunicación y Cultura por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Escritor de diversos relatos y autor de la novela El día de tu muerte.

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30 comentarios en “La sentenciaAñade los tuyos →

  1. Me da mucha tristeza saber que ese sea el destino del pobre árbol quien dio todo para que otros se refugiaran en sus ramas e hicieran un hogar con sus hojas y el cual nos brindó una sombra para no quemarnos del sol.
    Una muy bonita historia y muy conmovedora♥️

  2. Es triste el cortar o quitar árboles, sin embargo algunos son un problema, que realmente no tienen la culpa, ellos crecen y crecen sin importar dónde estén.

  3. Que difícil es aceptar aquel dicho que dice que ‘Nada es para siempre».Algun final tenía que tener el árbol, lo lamentable es que la dueña vea ese final; espero que su duelo no sea muy largo y no traiga consecuencias en su salud.

  4. Me encantó!, fui visualizando tu relato, regrese al tiempo en el que solía jugar en la calle con mis primos, siempre buscando estar bajo la sombra del árbol que tenía la abuela fuera de su casa.
    Que triste que tengan que quitarlo, tanta falta que le hace a nuestro planeta, sin embargo, una vez que lo quiten puedes plantar otro o quizá otros dos 😁.

  5. Amigo se la historia de ese árbol mi hijo tambien fue afortunado de su majestuosa sombra, me entere de lo sucedido y tambien fue molestia para mi el comentario de algunos para con el, sin saber que ese trueno tiene historia,y porque no tambien fue complice de bellas historias, hoy lamento mucho tu mami sufra y creo que para quien ama las plantas como ella es como si la amputaran, aun recuerdo mi ultima visita a tu casa y con cuanto amor me describiia cada una de ellas se cuanto estara sufriendo, pero no todo esta perdido puedes juntar firmas para que no tenga un trágico final siempre y cuando firmen los vecinos que se comprometeran a su mantenimiento para ra que no crezca desbordadamete. Espero cuando vuelva de visita siga viendo ese magestuoso arbol saludos…

    1. Muchas gracias por tu comentario amiga bien sabes qué ese árbol representa muchas cosas buenas y de verdad lamentó que vaya a tener este final

  6. Sí, es muy triste esta situación, aunque no se pueda hacer nada, se tendrán: fotos, vídeos y el recuerdo de esos 18 años que tuvo vida, al final como todo, tenemos los días contados y sólo se tendrá el recuerdo y así aceptar la realidad para tener un duelo no tan doloroso.

    1. Muchas gracias por tu comentario en esa tesitura de saber que todos tenemos un final deberíamos de conformarnos sin embargo muchas veces no nos resignamos Aunque exista un peligro de evidente

  7. Mi madre sufrió lo mismo cuando tuvieron q cortar su mango del hermoso jardín lleno de plantas q tiene en casa, tu relato nos ha llevado por lo que veo, a los q te leemos a remontarnos a recuerdos del pasado, cuida mucho de tu mami y busca opciones para entretenerla y que no caiga en depresión, eres muy creativo y creo q no te costará trabajo diseñar una estrategia para q tu mamita ya no se sienta lastimada por el destino de su AMIGO EL ÁRBOL!!

    1. Susi agradezco mucho tus palabras y solidaridad, a veces las personas no sabemos cuán importantes son las plantas y los árboles para algunos en mayor medida que a otros.
      Pero siempre es importante saber que hay personas que han pasado por lo mismo y qué comprenden esta situación.

      Saludos cordiales

  8. Me encantas los árboles y estoy en contra de derrumbarlos por algo los plantamos en determinado lugar y nuestros vecinos los pajaritos dónde vivirán?
    Ojalá y supiéramos cuáles no destruyen el asfalto o donde a ellos les gusta crecer para poder disfrutarlos y ser grandes amigos por siempre y nos brinden su oxígeno.

    1. Hola Isaac como estas me es grato saber que eres un amante de la naturaleza Y qué tienes empatía con este relato Muchas gracias por leerme Saludos cordiales

  9. Gracias Sonia Indudablemente se nota que eres amante de la naturaleza y te causa malestar cualquier atentado contra la misma. Muchas gracias por tus palabras

  10. Vi a mis padres cuidando sus plantas, en unas jardineras en casa, de ahí el amor que tengo hacia ellas,el respeto hacia los árboles y la naturaleza, nos proporcionan tantas cosas para nuestro bienestar
    Coraje y tristeza genera que atenten contra estos seres vivos que no pueden defenderse.

    1. Muchas gracias por tu comentario Elena definitivamente coincido contigo los árboles no pueden defenderse y nosotros Somos unos expertos depredadores

  11. Para quienes vivimos en la ciudad, debería llamarse atentado derribar un árbol, de hecho está prohibido cortarlos o podarlos los que están en la vía pública sin permiso de las ahora llamadas alcaldías, desafortunadamente a veces es necesario por el posible daño que pudieran causar a los inmuebles y a las personas definitivamente no podríamos quedarnos a la espectativa, en mi vida particular, he tenido que arrancar algunos troncos secos, que alguna vez vi que eran bonitos árboles, alguien me dijo que no cualquiera puede podarlos porque se secan y ese fue el caso de los troncos que comento, mi suegro tiene la peor mano, ya que árbol que poda, árbol que se seca, y tengo un pino que pronto tendré que derribar ya que está afectando la barda del vecino, solo que espero que cuando lo tumbe le caiga encima, jejejeje

    1. Jajajaja gracias por tu comentario Güero. Te sugeriría que sólo cortarás la raíz qué afecta a tu vecino pero ese fue el principio de que se secara el árbol que escribo.

      Espero verlos pronto

      🎸😃

  12. Insensibles esos de PROTECCIÓN CIVIL.
    Buen relato de ese trueno guerrero, no será una batalla fácil el talarlo, pero de ahí salen unas buenas buenas bancas.

    1. Te agradezco mucho que te tomes la molestia de comentar mis relatos Lic. Efectivamente cuando vinieron a hacer el diagnóstico me acordé de ti.

      😃✌️
      Saludos cordiales

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