Los olivos, un día después

Las ballenas de concreto no sólo sostenían el metro de la línea 12, sino también a millones de personas que salimos a buscar el sustento de nuestros hogares, así, en medio de una pandemia.

Miguel Angello [i]

Regresé al lugar del “accidente” y vi los escombros del metro partido en dos. Ese día, 3 de mayo, fui un usuario más del metro que salió de ahí con vida, unas horas antes o unos minutos antes. Al darme cuenta del peligro que diariamente corría, sentí una sensación de pánico que poco a poco se convirtió en rabia.

Las ballenas de concreto no sólo sostenían el metro de la línea 12, sino también a millones de personas que salimos a buscar el sustento de nuestros hogares, así, en medio de una pandemia. 

Recuerdo que al pasar por ese tramo que se cayó, ya existían temores de que algo sucediera, y, seguramente, quienes en ese momento viajaban también lo tenían presente. La tristeza surge al saber que muchos ya no verán  a sus familiares, no por un accidente sino por una serie de negligencias.

Entre colegas se escucha decir que del riesgo ya se tenía conocimiento, y que la omisión es responsabilidad. Los vecinos y transeúntes también dialogan, y desde su sentido común señalan culpables con nombre. Dicen que en esta obra y otras tantas, así ha sido siempre.

Las empresas, con tal de sacar la ganancia, se corrompen o roban; y, los políticos, con tal de colgarse una medalla, han hecho del país una bomba de tiempo. No sólo es el metro, sino cientos de obras, puentes, carreteras, edificios, presas, trenes y otras, que son sacadas al vapor. El carácter electorero de la obra pública no lo desconocen los ciudadanos, saben que los gobiernos en turno o los que aspiran al poder, con tal de tener un votos o recursos para sus campañas, solapan negligencias o corrupción. Políticos, funcionarios y empresarios han contribuido a que pasen eventos de esta magnitud, lo cual ocasionó la muerte de 25 personas. 

En la sociedad mexicana la cultura de la corrupción no apareció repentinamente, se ha implantado y ha ido creciendo, y, seguramente, el desastre de la línea dorada del Sistema de Transporte Colectivo, Metro, es sólo un ejemplo de ello.

En la zona del desastre impacta ver cómo sacan los vagones con maquinaria pesada. Todos quieren ver y ser testigos de tal espectáculo, intentan usar su celular para capturar imágenes, pero la policía no lo permite, hay vallas resguardan la zona del desastre. Como periodista no soy ajeno a la importancia de los hechos, pero como ciudadano residente del barrio, cada imagen capturada duele, y duele muy adentro.

Estación los olivos
Fotografía: Miguel Angello
Fotografía: Miguel Angello
Fotografía: Miguel Angello
Fotografía: Miguel Angello
Fotografía: Miguel Angello
Fotografía: Miguel Angello
Fotografía: Miguel Angello
Fotografía: Miguel Angello
Fotografía: Miguel Angello
Fotografía: Miguel Angello
Fotografía: Miguel Angello
Fotografía: Miguel Angello
Fotografía: Miguel Angello
Fotografía: Miguel Angello

[i] Miguel Angello, es fotógrafo independiente. Estudió Comunicación y Cultura en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Se ha especializado en la producción y edición audiovisual.

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10 comentarios en “Los olivos, un día despuésAñade los tuyos →

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