Jayme Sifuentes [i]
Me encuentro sentado, junto con Amadeus, en una sala de espera de la oficina de registro. Mis manos sujetan la mochila junto con los documentos del trámite para ser atendido. Un funcionario de camisa blanca, corbata y con tapabocas se acerca y se dirige con la primera persona, lo interroga y le revisa sus papeles.
El lugar está notablemente vacío. Al parecer ha habido varios cambios después del cierre de la oficina por la pandemia. En el pasado, a estas horas, el lugar estaba abarrotado. No había sala de espera, ni citas por internet y menos que alguien revisara la documentación. Sin olvidar las largas filas en las ventanillas.
El funcionario llega a mi lugar y pregunta: ¿Qué trámite va a realizar?
Me levanto del asiento y le muestro los documentos, le respondo: Vengo a realizar un registro para Amadeus
El funcionario sonríe y me dice: Esto ya se puede realizar por vía correo electrónico, no es necesario hacerlo aquí.
Desconcertado, recojo a Amadeus, mi mochila y los documentos para encaminarme a casa y revisar la página web del Instituto Nacional del Derecho de Autor (Indautor).
La Reserva de Derechos al uso exclusivo, es uno de los muchos trámites que se realizan en el Indautor. Consiste en la certificación de un personaje real o imaginario, con nombre específico para identificarlo, con características físicas de su apariencia, edad, sexo, estatura e indumentaria. También se registran sus características psicológicas que expresan los rasgos de la personalidad, como sus actitudes, pensamientos y sentimientos. Esta información se incluye en los formatos que proporciona la página web del Indautor. Claro, también proporciona el costo del trámite a pagar en el banco.
El Instituto Nacional del Derecho de Autor tiene como principales objetivos el garantizar la legalidad, el reconocimiento y la protección al autor de sus derechos patrimoniales sobre las obras literarias, musicales, artísticas y derechos conexos. En mi caso la Ley Federal del Derecho de Autor me permite la renovación del certificado de reserva de derechos con validez por otros cinco años, lo que significa que por un largo tiempo podré mostrar las historias de Amadeus con entera confianza.
En el ámbito de los dibujantes, se han presentado diversos conflictos autorales como plagios y abusos de obras no registradas o mal registradas, por el simple desconocimiento de los trámites con la autoridad correspondiente. Recuerdo el caso que enfrentó el caricaturista Eduardo del Rio “Rius” el creador de la historieta Los Supermachos. Resulta que allá por 1968, a raíz del éxito y polémica que generaba la publicación de 32 páginas, Rius tuvo diferencias políticas con el director de la empresa que editaba Los supermachos y decidió terminar su contrato e irse a otra empresa. El caricaturista se encontró con que había un doble contrato, donde un empleado asume ser el creador de los personajes y le otorga los derechos al director para la continuidad del uso y explotación de la historieta. Un verdadero robo orquestado por ese director, quien se aprovechó de las deficiencias y vacíos legales de la oficina de registros de esa época. Cuando Rius emprendió el rescate legal de sus personajes, se encontró un sinfín de trabas para resolver el conflicto. El monero siempre atribuyó esto como un acto de represión del gobierno a su actividad periodística. Imposibilitado, tuvo que crear nuevos personajes e historia para la nueva editorial. Tuvieron que pasar años, para contar con una institución mejor constituida e imparcial que le diera al monero un juicio justo y pudiera así rescatar sus personajes.
Amadeus
En las tres décadas que llevo en el ejercicio de la caricatura política para los medios impresos, no recuerdo el día preciso cuando Amadeus apareció entre mis hojas. Su primer asomo fue dentro de unas de mis historietas. Después fue apareciendo poco a poco en más dibujos hasta que se volvió protagonista del tema. Aún sin nombre, lo incluí en el conjunto de mis primeros dibujos registrados como obra gráfica. Eran los años noventa y ya empezaba a visitar a Indautor.
Su nombre lo encontré al escuchar una pieza de Mozart, Pequeña serenata nocturna, ahí se expresaba la alegría, el ánimo, y la ilusión, eso encajaba con el perfil del personaje. Y en honor al músico alemán, tomé prestado uno de sus nombres y así nació Amadeus. Personaje de trazo simple y representando a un niño imaginativo y aventurero de temática a la reflexión social y cultural. Hoy cuenta con más de 200 dibujos que han aparecido en periódicos, libros e internet.
Envié los documentos aquel mismo día que visité la página web del Indautor y la respuesta no tardó dos semanas, como antes sucedía para cualquier trámite, fue el siguiente lunes cuando recibí el email con el nuevo certificado y eso puso muy contento a Amadeus.
Como creador artístico, valoro este nuevo y eficiente servicio de trámites en línea, de esta institución. Queda en el recuerdo esos días desesperantes en la oficina donde se invertía tiempo y paciencia para obtener el registro de una obra.
Amadeus y yo sabemos, y nos da gusto, el hecho de que no volveremos a la oficina de registros para la siguiente renovación de su certificado. Será desde una computadora donde lo solicitaremos y a la vez nos mantendremos sobre la mesa dibujando sus aventuras sin salir de casa.
[i] Jayme Sifuentes, estudiante del taller de Periodismo Narrativo, herramientas para contar historias, impartido en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), se ha desempeñado como caricaturista editorial desde 1990 para periódicos el Diario de Coahuila de Saltillo, Reforma de la Ciudad de México y en la revista de humor El Chamuco de la Ciudad de México entre otros. Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo en Coahuila (1990 y 1994) y también en Zacatecas (1993). Obtuvo la beca Jóvenes Creadores (1995) y Estímulos a la Creación Artística (1999) por parte del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Coahuila.
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